La cita bíblica 1 Corintios 13:4-7 nos dice: “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”
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1 Corintios 13:4-7 El amor es paciente
El amor espera con los brazos abiertos cuando tienes prisa, te consuela cuando estás triste, trae alegría a tu corazón cuando estás decepcionado, y siempre está contigo en los momentos más oscuros de tu vida. El verdadero amor no se determina por el número de horas que pasan juntos, la cantidad de regalos recibidos o las palabras utilizadas en un momento de pasión. Más bien, se ve en las acciones realizadas cuando nadie está mirando y en los sacrificios realizados cuando nadie más puede ver. Aunque todas estas cosas son importantes, no son la raíz del amor.
El amor es paciente. No se precipita ni trata de forzar las cosas. No se deja llevar por el pánico cuando las cosas no salen como se han planeado. No se estresa por el futuro. No se arrepiente del pasado. No se preocupa por lo que piensen los demás. Está contenta con el lugar donde se encuentra y con cómo le va. Y confía en que todo saldrá como debe. El amor crudo y sencillo es un amor paciente.
El amor es amable
El amor no sólo es paciente, también es amable. Es generoso y considerado. No es exigente ni contundente. No trata de retener ni de contener. No manipula ni explota. No es resentida ni envidiosa. No se alegra de las desgracias de los demás. El amor no es grosero ni abusivo. No intenta dominar ni oprimir. El amor no intenta crear dependencias falsas o artificiales. No obliga ni coacciona. No insiste ni exige. El amor no insiste en su propio camino. No se alegra de los fracasos de los demás. No insiste en su propio camino. No insiste en su propio camino.
El amor no tiene envidia
El verdadero amor no envidia. No se resiente de la buena suerte de los demás. No codicia lo que otros han ganado. No desea que otro tenga menos para que tú tengas más. Por el contrario, se alegra del éxito de los demás. Se alegra de su alegría y de su buena suerte. Se contenta con sus propias circunstancias y no trata de derribar ni de hundir a los demás.
El amor no tiene envidia. Se alegra de las bendiciones que reciben los demás y no siente que esas bendiciones le disminuyan a él. No siente que tener menos hace a la otra persona más grande o disminuye su propio valor. No envidia los dones y talentos de los demás. Por el contrario, se siente feliz por esos dones y talentos. En un mundo lleno de envidia, competencia y codicia, el verdadero amor no envidia. No se siente amenazado o disminuido cuando otra persona tiene éxito o talento.
El amor no es orgulloso
El amor no es orgulloso. No es jactancioso ni arrogante. No desprecia a los demás ni busca elevarse a sí mismo. Por el contrario, se humilla, buscando el bien de todos. No es egocéntrica. No es egoísta. No se autopromueve. No se promueve a sí mismo ni a sus propios intereses por encima de los de los demás.
El amor no es grosero
El amor no es grosero. No es abrasivo ni abusivo. No busca degradar o devaluar a los demás. No busca derribar a los demás ni destrozarlos. No menosprecia ni ridiculiza a los demás. No trata de crear polémica ni de suscitar controversia. No busca encontrar defectos en los demás. Por el contrario, trata de edificar a los demás. Busca levantar a los demás y sacar lo mejor de ellos.
El amor no es egoísta
El verdadero amor no es egoísta. No piensa siempre en sí mismo. No busca siempre sus propios deseos o sus propios intereses. No busca siempre su propio camino. Por el contrario, es desinteresado. Es generoso y dadivoso. Busca servir a los demás. Busca bendecir y beneficiar a los demás. Busca hacer el bien y llevar alegría y felicidad a los demás.
El amor no es celoso
El amor no es celoso. No tiene envidia ni resentimiento por el éxito o las bendiciones de los demás. No desea que otros fracasen o se queden cortos. No se resiente de la alegría y la felicidad de los demás. No trata de derribar a los demás ni de separarlos.
El amor no se hincha ni se rompe fácilmente
El amor no se hincha ni se rompe fácilmente. No se enfada, ni se resiente, ni se molesta fácilmente. No reacciona de forma precipitada o apresurada. No actúa de forma rápida o precipitada. No sigue apasionada y precipitadamente nuestras emociones.
No se deja llevar por la ira o las emociones apasionadas. No se deja provocar fácilmente por la ira. No busca dañar o castigar a los demás. No busca dañar o castigar a los demás. No guarda rencor. No castiga a los demás, guardando resentimiento en su corazón.
El amor lo soporta todo
El verdadero amor lo soporta todo. No busca desquite ni venganza. No guarda rencor ni mira hacia atrás por los errores cometidos. No busca culpables ni condena a los demás. No se esfuerza por encontrar errores o faltas que corregir. No siempre encuentra fallos en los demás. Por el contrario, busca lo bueno en los demás. Busca el bien en cada situación y en cada persona.
El amor lo cree todo
El amor lo cree todo. No siempre exige pruebas. No siempre exige pruebas o hechos. No siempre exige pruebas antes de confiar o creer. No siempre exige hechos antes de confiar. Más bien, confía sin pruebas ni hechos. Cree sin necesitar siempre pruebas. Cree sin exigir siempre pruebas.
El amor lo espera todo
El amor lo espera todo. No se rinde fácilmente. No se rinde ante las personas, ni ante las circunstancias, ni ante los sueños. No se rinde ante los demás. No renuncia a las relaciones. No renuncia a los sueños. No renuncia a su propio potencial y a sus capacidades. No renuncia a lo bueno de los demás. No renuncia al potencial de los demás.
El amor lo aguanta todo
El verdadero amor lo soporta todo. No se rinde. No se da por vencido en el amor. Más bien, soporta todas las luchas y pruebas del amor. Soporta las falsas acusaciones y los malentendidos. Soporta las falsas acusaciones y los malentendidos. Soporta los malentendidos y las falsas acusaciones. Soporta los chismes y las calumnias. Soporta el dolor y el sufrimiento. Soporta los insultos y los ataques de los demás.
Soporta las palabras falsas y las acciones dañinas de los demás. Soporta las mentiras y las injusticias de la vida. Lo soporta todo. No abandona el amor. No renuncia a las personas. No renuncia al futuro. No renuncia a la bondad, la verdad y la belleza. No renuncia al potencial de los demás. No renuncia a la vida. No renuncia al futuro. No renuncia a la vida.
En conclusión
La explicación y aplicación de la cita Bíblica 1 Corintios 13:4-7 es sin duda muy poderosa. El verdadero amor es paciente, bondadoso, no es envidioso ni jactancioso, orgulloso, rudo, egoísta, no se enoja fácilmente, todo lo soporta, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. Es más que un sentimiento o un momento en el tiempo.
Es una decisión de ser desinteresado y poner los deseos, las necesidades y la felicidad del otro por delante de los propios. Ese amor no es fácil, pero vale la pena todo el esfuerzo y el tiempo que requiere. Cuando damos y mostramos ese amor, recibimos mucho más a cambio. También te recomendamos las oraciones para esposas y esposos como muestra del gran amor que tenemos.
Perfecto es el amor de Dios ,la cual desea derramar en sus hijos .